sábado, 20 de noviembre de 2010

Ana María Matute

La Rioja.com




La escritora barcelonesa Ana María Matute, que acaba de recoger en 'La puerta de la luna' todos sus cuentos, considera que todo escritor con sentido de la vida es, por definición, «un escritor comprometido».
En una entrevista concedida a Efe en su casa, un sobreático del barrio del Guinardó de la ciudad condal, hoy repleto de libros amontonados «por unas obras que han dejado patas arriba el piso», Matute responde cuando se le pregunta por su sentido social: «Soy escritora», y añade que «todo escritor con un cierto sentido de la vida y de lo que es escribir está comprometido con algo», pero advierte: «Tampoco soy furibunda».
En su literatura, temas recurrentes como la Guerra Civil española y la posguerra, la incomunicación o la injusticia social dan cuenta de sus preocupaciones: «Me interesa la vida y, por supuesto, lo social, y las injusticias son importantes».
Sin embargo, no puede dejar escapar una cierta desesperanza que sólo proporcionan los 85 años que acumula en sus espaldas «y en los huesos»: «Ojalá que fuera verdad que la literatura puede influir en el progreso del mundo, pero no estoy segura».
Se siente privilegiada por haber podido escribir lo que ha querido. A partir de 'Primera memoria', recuerda, ya escribía lo que le daba la gana, y conseguía esconder lo que quería decir para sortear a «unos censores muy burros», censores anónimos que eran militares, curas, gente corriente y «más de un escritor fracasado».
A pesar de que había anunciado que 'Paraíso inhabitado' (2008) iba a ser su última novela, «la Matute», como ella misma se nombra, ya está a punto de empezar una nueva novela, que está «madurando». Adelanta que «habrá una parte ambientada en época actual y otra con llamadas a la medieval» y entre ambas se producirán «una especie de contrastes y similitudes».
Considerada una de las grandes representantes del relato español contemporáneo, Matute cree que «el cuento nunca tuvo prestigio en España, pero parece que ahora se está recuperando, porque antes parecía que se medía la literatura a peso, todo lo contrario que en el mundo anglosajón, donde es un género muy importante». Con una carrera plagada de premios, Matute, la eterna aspirante al Cervantes, que se falla la próxima semana, no puede ocultar su escepticismo ante este galardón: «He estado muchos años en el candelero y no me lo han dado, pero yo no escribo para que me den premios, sino que me dan premios porque escribo».

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