jueves, 28 de octubre de 2010

Premios literarios

Wolfgang Vogt


28/10/2010






Lo que hace emocionante la vida de los escritores son los premios literarios que no sólo dan prestigio, sino proporcionan también en algunos casos grandes cantidades de dinero. Los ganadores de los Premios Jalisco reciben modestos 50 mil pesos, en cambio los premiados de la Feria Internacional del Libro tienen derecho a un cheque de ciento cincuenta mil dólares. Este año recibirá el premio FIL, que antes también llevaba el nombre de Juan Rulfo, la narradora e investigadora literaria Margo Glantz, de la ciudad de México.

El número de premios literarios es inmenso y el lector común y corriente no los puede conocer todos. Muchos llevan los nombres de grandes escritores como el Agustín Yáñez, de Guadalajara, o el Xavier Villarrutia, del Distrito Federal. También son muy conocidos los premios que otorgan grandes editoriales como el Planeta, de España. Los premios no siempre se entregan para estimular la calidad literaria, sino muchas veces, como ocurre sobre todo en España, para fomentar la venta de las novelas. Eso lo sabe el público, pero de todas maneras influyen en su selección de libros las opiniones de los jurados de los grandes premios literarios financiados por las editoriales.

Hace más de veinte años me pasó algo curioso en una librería de París, donde pedí una novela con tema latinoamericano escrita por un autor francés. Me había fijado en este libro por el premio Goncourt que se había otorgado a su autor. Cuando la joven vendedora me entregó la obra me comentó con cara seria que no necesariamente las novelas que habían recibido un premio literario eran las mejores. Le agradecí su comentario y pagué. No tengo la costumbre de leer un libro porque recibió un premio literario, pero sí lo compro cuando tengo la impresión de que me va a gustar. Gracias al premio Goncourt conocí una interesante novela en la cual un joven escritor europeo describe una larga estancia suya en Latinoamérica.

Por lo general no me dejo guiar por los premios literarios, pero éstos a veces me hacen descubrir obras fascinantes. Todavía era estudiante cuando Gabriel García Márquez se hizo famoso en Alemania. Uno de mis maestros ofreció en 1974 un seminario sobre Cien años de soledad, entonces una de las novelas más famosas del "boom latinoamericano." Cuando en 1982 el autor colombiano recibió el Premio Nobel, ya conocía la mayor parte de su obra. En cambio al guatemalteco Miguel Ángel Asturias lo empecé a leer en 1967, cuando se le otorgó el Premio Nobel. Su novela de dictador El señor presidente (1946) ya se vendía desde 1957 en las librerías alemanas, pero no había encontrado muchos compradores. La edición de bolsillo de esta novela se estaba pudriendo en las bodegas, pero en 1967 se agotó rápidamente.

En esta época además de Asturias y García Márquez, el cubano Alejo Carpentier era un narrador muy leído en Alemania y toda Europa. Una de las novelas preferidas de mi padre era El siglo de las luces. El título alemán de este libro es Explosión en la catedral. También Carpentier se hubiera merecido el Nobel, igual que Borges, Rulfo y muchos otros grandes autores latinoamericanos. Sobre todo Borges era uno de los candidatos más fuertes, pero el jurado de Estocolmo nunca lo premió. Algunos suponen que en Suecia nunca se le perdonó su simpatía por la dictadura militar.

A muy pocos autores hispanoamericanos les tocó el Nobel. En realidad son sólo seis. Este año lo recibió Mario Vargas Llosa y veinte años antes, en 1990 lo ganó Octavio Paz.

Vargas Llosa, quien es ocho años mayor que García Márquez, recibió el Nobel mucho más tarde que su antiguo amigo. No se puede negar que hay una relación entre la obra del colombiano y el peruano. Ambos autores empezaron su carrera literaria como militantes de la izquierda y admiraban a Fidel Castro. García Márquez sigue siendo amigo de Castro, mientras Vargas Llosa desde hace mucho abandonó la izquierda para defender más bien posiciones conservadoras. Incluso una vez fue candidato a la presidencia del Perú lanzado por un partido centrista.

Las diferencias políticas entre ambos autores terminaron en graves conflictos personales. Sin embargo las ideas políticas nada o poco tienen que ver con la calidad literaria de una obra, cuando ésta se escribe con fines estéticos y no políticos. Vargas Llosa no sólo destaca como narrador, sino es también un crítico literario conocido. Con una tesis sobre Rubén Darío se graduó como doctor en letras. Un libro suyo sobre Flaubert es ampliamente difundido, pero lo que más llamó la atención del público es un estudio amplio que escribió sobre la narrativa de García Márquez.

Vargas Llosa es un escritor más prolífico que su colega colombiano. Tiene novelas de estructuras complejas y difíciles a leer como La casa verde (1966) o Conversación en la catedral (1969), así como otros libros, cuya finalidad consiste en divertir al lector sin mayores pretensiones literarias. Entre estas últimas destaca Pantaleón y las visitadoras (1975), donde nos hace reír sobre la prostitución en el ejército peruano. Una de sus novelas que más me fascinó es La guerra del fin del mundo (1981), donde describe la lucha del ejército brasileño contra campesinos pobres del norte de Brasil, quienes tratan de fundar un estado religioso independiente, desconectado del catolicismo oficial. 

Gracias al Nobel de este año se da aún más difusión a la vasta obra de Vargas Llosa, que en los países de lengua española es muy conocida, pero que en Europa y Estados Unidos tiene menos presencia. La narrativa de Vargas Llosa es tan extensa y fascinante como la del egipcio Naguib Mahfuz, cuyo nombre también figura en la lista de los Premios Nobel de Literatura. Tal vez pronto le tocará también el premio a Philip Roth, uno de los grandes narradores norteamericanos, quien desde hace años lo espera.

miércoles, 27 de octubre de 2010

El sueño del celta

Siglo XXI.com
27/10/2010



En 2006, llegó a las librerías Travesuras de la niña mala, la novela de amor del escritor peruano Mario Vargas Llosa, acerca de la relación tormentosa y enfermiza de dos amantes. Cuatro años después, el ahora Premio Nobel de Literatura vuelve a las estanterías en noviembre con su obra El sueño del celta, basada en la vida del irlandés Roger Casement, cónsul británico en el Congo Belga a principios del siglo XX. Un personaje que, según el autor, “tuvo una vida muy aventurera y realmente novelesca”.
La fecha del lanzamiento es el próximo 3 de noviembre, día en que también comenzará a venderse en Guatemala, según María del Carmen Deola, representante del selloAlfaguara en el paísEl ejemplar tendrá un precio de Q189 y se podrá adquirir en las librerías Artemis Edinter, Sophos, De Museo DBD Literaria.  
Según la editorial, medio millón de copias será colocado en los países de habla hispana. La mitad de los libros fue impresa en España, mientras que el resto se produjo en México, Colombia y Argentina. 
En Madrid, las 250 mil copias de la nueva novela del Nobel peruano han supuesto 120 horas de trabajos de impresión, 2 imprentas, 90 horas de encuadernación, 160 mil kilogramos de papel, 902 kilos de tinta y 900 mil metros de hilo para su encuadernación, comentó Pilar Reyes, directora de Alfaguara, durante una visita a la imprenta de Pinto (al sur de la capital española) para ver los primeros ejemplares salidos de las máquinas. Cada volumen atesora 138,923 palabras en 460 páginas, y tendrá un precio de 22 euros en España. 
Reyes comentó que recibieron el manuscrito de Vargas Llosa en junio y que en agosto completaron la maquetación. Para el 7 octubre, fecha en que el autor peruano fue galardonado por la Academia Sueca, alrededor de 80 mil ejemplares de El sueño del celta estaban ya impresos. A estos se añadieron unas fajas para mencionar la reciente concesión del Nobel, mientras que la cubierta de los siguientes fue modificada para una edición especial de la novela.

Relato tomado de la vida real
El sueño del celta es una aventura que empieza en el Congo en 1903 y termina en una cárcel de Londres, una mañana de 1916. La novela narra las peripecias de Roger Casement, defensor de los derechos humanos. 
Vargas Llosa dedicó tres años a reconstruir la biografía de este diplomático británico que acabó militando activamente en la causa del nacionalismo irlandés. “No me acuerdo cuándo descubrí a este personaje, pero sí que fue al leer una biografía de Joseph Conrad. Al principio me despertó la curiosidad, sobre todo porque vi que había estado en la Amazonia, en el Perú amazónico. Empecé a buscar materiales sobre él, y cuando me quise dar cuenta ya me había atrapado”, explicó el autor meses atrás.
Roger Casement (1864-1916) fue cónsul británico en el Congo Belga y dedicó dos décadas de su vida a denunciar las atrocidades del régimen de Leopoldo II en el país africano. Tras su actuación en el Congo, el Gobierno británico le encomendó investigar la situación de los indígenas que trabajaban en la extracción del caucho en la Amazonia, en la región del Putumayo, zona fronteriza entre Colombia y Perú. Como fruto de este trabajo escribió dos informes sobrecogedores donde detallaba los abusos contra los indígenas.
Vargas Llosa relata en este libro de manera excepcional la evolución de este personaje que vivió sus propias contradicciones. Estuvo en prisión, fue condenado a muerte y se le atribuyeron prácticas homosexuales, que aún se desconoce si fueron rumores infundados por “operación de la inteligencia británica para desprestigiarlo”.

Efecto Nobel
La entrega del premio Nobel de Literatura para Mario Vargas Llosa trajo varios cambios, según reveló Pilar Reyes. Uno de ellos fue la duplicación del tiraje de El sueño del celta en España que, sin el Nobel de por medio, habría rondado los 110 mil ejemplares, y ahora es de 250 mil. Además, Alfaguara tomó la decisión de reimprimir los 26 títulos que forman parte de la biblioteca del laureado en dicha casa editora, que elaborará una edición limitada de una caja con tres libros de la obra del peruano en tapa dura y que contendrá La ciudad y los perros,Conversación en la catedral y La fiesta del chivo.

martes, 26 de octubre de 2010

Daniel Ruiz García, premio novela corta de Oria

El jurado del V Premio de Novela Corta Villa de Oria 2010 integrado por Antonio G. Soler, Pilar Quirosa-Cheyrouze, Francisco Domene, Gonzalo Pozo y actuando como presidente, Luis Leante y como secretario, Ginés Reche, han decidido otorgar a la obra titulada con el nombre de La mano bajo el seudónimo Quién no necesita una caricia del escritor sevillano Daniel Ruiz García, el V Premio de Novela Corta Villa de Oria.

La riqueza del lenguaje, la originalidad de la historia y el ritmo narrativo de la misma han sido las características fundamentales que han llevado al jurado a nombrar a Daniel Ruiz García como ganador de esta quinta edición.

El certamen está organizado por el Área de Cultura del Ayuntamiento de Oria, en colaboración con la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía, el Instituto de Estudios Almerienses, la Diputación Provincial de Almería y la entidad Cajamurcia. 

El premio consiste en 1.500 euros, aunque lo más destacable es la publicación de la obra en la Colección Estancias de Literatura, editada por el Ayuntamiento de Oria. Asimismo, al autor se le hará entrega de un total de 100 ejemplares. Asimismo, en esta edición se ha recibido casi un centenar de trabajos otorgando al certamen un reconocimiento a nivel tanto nacional como internacional.

La sinopsis de la historia gira en torno al descubrimiento del cadáver de una mujer al que le falta una mano y varios dedos de un pie. El protagonista comienza una odisea particular, que lo conducirá hasta un inquietante desenlace. El acto de entrega y presentación esta previsto para el día 18 de diciembre en el Salón de Actos del Ayuntamiento de Oria.

Respecto a la trayectoria del autor, cabe destacar que Daniel Ruiz García nació en Sevilla en el año 1976. Hasta la fecha ha conseguido diversos premios y reconocimientos como, por ejemplo, el Primer Premio de Narrativa en el II Certamen Universitario de Literatura de la Universidad politécnica de Madrid (1997), el Primer Premio de Narrativa en el XXXI Certamen Literario Hernando Colón (1996) y el Premio Andalucía Joven de Narrativa (2009).

Entre sus publicaciones se encuentran novelas como Chatarra y en 2006 fue coguionista del cortometraje del mismo título dirigido por el cineasta Rodrigo Rodero, que fue preseleccionado para los Oscars de Hollywood. Tiene otros dos libros publicados.

domingo, 24 de octubre de 2010

Premio Leonor de poesía



MURCIA/SORIA, 24 Oct. (EUROPA PRESS) -

El murciano Miguel Sánchez Robles ha sido el ganador de la vigésimo novena edición del Premio Leonor de Poesía de Soria con la obra 'Instrucciones para reiniciar un cerebro', mientras que Nieves Pulido García se ha alzado con el XXVI premio Gerardo Diego para Autores Noveles con el poemario 'Grandes éxitos'.


Ambos galardones son convocados y patrocinados por la Diputación Provincial de Soria y se fallaron en un acto público celebrado en el Aula Magna Tirso de Molina bajo la presidencia del presidente de la institución provincial, Antonio Pardo.


Miguel Sánchez Robles nació en 1957 en Caravaca de la Cruz (Murcia). Es escritor y profesor de Historia. Cuenta con una trayectoria poética y literaria importante donde destacan importantes premios y reconocimientos en poesía como son, entre otros, los premios Miguel Hernández, Esquía, Barcarola, Ciudad de Irún, Ciudad de Zaragoza, Julio Tovar o Rafael Morales. En narrativa cuenta con reconocimientos como los premios Alberto Lista, Camilo José Cela, Julio Cortázar o el Fray Luis de León.


A todo ello se suman las numerosas obras que le han sido publicadas con títulos como La voz en los espejos, Síndrome de tanto esperar tanto, La perra diecinueve, Tantos ángeles rotos, Donde empieza la nada o El tiempo y la sustancia.


Por su parte, la vigésimo sexta edición del Premio Gerardo Diego para Autores Noveles ha recaído en la madrileña Nieves Pulido García nacida el 27 de junio de 1975.


Ambos galardones serán entregados el próximo mes de febrero con la asistencia de ambos premiados.


El presidente de la Diputación destacó la calidad y el reconocimiento tanto nacional e internacional de ambos premios, con las 16 nacionalidades diferentes de los más de 300 trabajos que se han presentado entre las dos convocatorias.

Los países de procedencia de los trabajos presentados son dieciséis: España, Italia, Uruguay, Estados Unidos, Suiza, Cuba, Japón, Ecuador, Argentina, Colombia, Francia, Méjico, Costa Rica, Israel, Cuba y Bulgaria.

sábado, 23 de octubre de 2010

Premio de novela Ciudad de Badajoz

Badajoz, 23 oct (EFE).- "El vuelo del cormorán", escrita por Manuel Sánchez Dalamas, cubano de nacionalidad española, ha ganado el XIV Premio de Novela "Ciudad de Badajoz", al que han aspirado 99 obras y que está dotado con un 18.000 euros en metálico y la publicación del texto.
El fallo del jurado se hizo público anoche en el transcurso de una velada literaria en la que se dio a conocer que el XXIX Premio de Poesía, dotado de 9.000 euros y su publicación y al que se presentaron 229 poemarios -de los que fueron seleccionados 23-, lo ha obtenido "Todos lo ríos", cuyo autor es Federico Gallego Ripoll.
"El viaje de oscar", articulo periodístico escrito por Borja Echevarría y publicado en el diario El País el pasado 14 de marzo, ha obtenido el VII Premio Ciudad de Badajoz de Periodismo, por el que se embolsará 6.000 euros y al que se presentaron 55 trabajos.
Por su parte, el IV Premio de Escultura, de 9.000 euros, ha recaído en la escultura "Cuadribium el cíclope", realizada por José Emilio Gañan.
En el III Premio de Pintura, que cuenta con una partida de 12.000 euros para la adquisición de obras, el jurado decidió adquirir las tituladas "Vacas", de Juan Manuel Moreno, por 6.700 euros; "Sin titulo", de Ana María Hernández del Amo, por 2.700 euros; e "Invisible compañía de guzpeña", de Enrique González García, por 2.600 euros.
El fallo de los premio fue dado a conocer anoche en el transcurso de una velada literaria celebrada en la ciudad con la presencia del alcalde, Miguel Celdrán, y más de un centenar de personas del mundo de la cultura. EFE 1010447

viernes, 22 de octubre de 2010

Eliacer Cansino

El País-22/10/2010
SANTIAGO BELAUSTEGUIGOITIA - Sevilla - 22/10/2010

El escritor sevillano Eliacer Cansino ha obtenido hoy el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil de 2010 por Una habitación en Babel (Anaya). El Ministerio de Cultura concede este galardón, que está dotado con 20.000 euros. La novela recibió también el Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil de 2009. Cansino es catedrático de Filosofía en un instituto de San Juan de Aznalfarache (Sevilla). Lleva 30 años ejerciendo la enseñanza.
Una habitación en Babel entrevera las vidas de sus personajes, que se mueven en un escenario común: el edificio de la Torre. "Sitúo a los personajes en un gran edificio en el que conviven personas de distintas culturas. Ese bloque se convierte en una babel no solo porque las lenguas sean distintas, sino porque los conflictos entre las personas provocan desentendimientos", explica Cansino. "Babel es un símbolo de la confusión. En la novela hay conflictos entre los propios adolescentes. Son conflictos de celos y de integración en el grupo. Y luego están los conflictos sociales provocados por la pobreza, la incomunicación y la delincuencia, que es probablemente el grado más alto de la marginación", detalla Cansinos.
Sin embargo, la novela deja una puerta abierta a la esperanza. "El tema clave es la esperanza. Una novela juvenil siempre tiene que contener una dosis de esperanza. Cualquier persona que trabaje con jóvenes debe tener una mirada optimista y ha de creer que la felicidad es posible", añade el autor galardonado con el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil de 2010. Los protagonistas de Una habitación en Babel son un chico inmigrante africano y un profesor que se ve envuelto casi sin querer en los problemas del muchacho. "Este profesor representa el ejercicio del saber más allá de lo exigible y la aparición del amor, que es el gran traductor ante la confusión del mundo, el gran diccionario de las distintas lenguas. Cuando no nos entendemos, el amor es capaz de superar las diferencias de lenguas y de culturas", concluye Cansino.
Entre los libros del autor sevillano figuran Nube y los niños (2001), El lápiz que encontró su nombre (2005), Leyendas de Bécquer contadas por Eliacer Cansino(2008), Mis primeras leyendas de Bécquer (2008), Julián tiene miedo (2009) y El lazarillo de Amberes (2009).

jueves, 21 de octubre de 2010

Antonio Álvarez Gil, ganador del Premio Vargas Llosa de literatura

Europa Press 21/10/2010



El cubano Antonio Álvarez Gil ha resultado ganador del Premio Vargas Llosa de literatura con su novela 'Perdido en Buenos Aires', en la XIV edición de un certamen que organizan de forma conjunta Caja Mediterráneo y la Universidad de Murcia, quienes además se han encargado de publicar la obra.
El presidente territorial en Murcia de CAM, Ángel Martínez, y el rector de la Universidad de Murcia, José Antonio Cobacho, han entregado este lunes el galardón, en un acto que también ha contado con la presencia del director territorial de CAM, Ildefonso Riquelme; y el vicerrector de Extensión Universitaria de la UMU, Guillermo Díaz.
El jurado premió a 'Perdidos en Buenos Aires' por lo ameno de su estructura y argumentoBasándose en la histórica partida de ajedrez que en 1927 enfrentó al cubano José Raúl Copablanca, campeón del mundo de ajedrez entre 1921 y 1927, y al ruso Alekhine en Buenos Aires y una reconstrucción de la evolución del personaje Copablanca, considerado un héroe en Cuba.
El Premio Vargas Llosa, convocando desde hace 15 años por ambas instituciones, consta de un premio en metálico de 12.000 euros y la publicación de la novela. En la última edición del premio Vargas Llosa se presentaron un total de 127 obras, gran parte de ellas procedentes de España, Cuba, Argentina, Méjico, Colombia, República Dominicana, Israel, Estados Unidos, Francia, Alemania y Suecia.
Unos datos que avalan, según el presidente territorial de Caja Mediterráneo, "que es un premio literario con gran prestigio tanto fuera como dentro de España, algo de lo que nos sentimos especialmente orgullosos".

Un escritor sólido

Antonio Álvarez Gil, que se ha presentado al premio Vargas Llosa bajo el seudónimo Juan Bez Ródiny, nació en 1947 en Melena del Sur (Cuba), aunque desde 1994 reside en Estocolmo. En su haber tiene más de una quincena de obras publicadas, varias de ellas premiadas.
'Una muchacha en el andén' en un cuento que le sirvió para conseguir en Cuba el Premio David en 1983; con 'Naufragios' ganó el Premio de Novela Ciudad de Badajoz en 2001, y con 'Delirio nórdico', el del Ateneo Ciudad de Valladolid en 2001. En ese año también se alzó con el premio internacional de narrativa corta Generación del 27, con el libro de cuentos 'Nunca es tarde'.
Su última novela galardonada hasta ahora era 'Concierto para una violinista muerta'. Álvarez Gil publica regularmente cuentos y artículos en España, Italia, Suecia, Estados unidos y Latinoamérica. Es miembro de la Asociación de Escritores de Suecia.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Más allá del Nobel - CARLOS D. MESA GISBERT


EL PAÍS - 20/10/2010

Conversación en La Catedral fue para mí un deslumbramiento. Me conectó de modo definitivo con la literatura latinoamericana y me acercó carnalmente a la realidad, una realidad que aparecía en la novela a partir de una Lima agria como La Catedral, el bar en el que Zavalita desgranaba el Perú y desgranaba algo más, nuestra América. Era el fin de los años sesenta. A su lado y por contraste, me ronda la figura de otro personaje de esa historia, Bermúdez, el siniestro ministro del Interior, razonablemente pulcro, obsesivamente ordenado, cínico e implacable "como correspondía". Por si fuera poco, todavía late en mi mente la escena entre fascinante y obscena del amor prohibido entre dos mujeres que, como en el personaje de Lalita en La Casa Verde, tenía mucho de erotismo, de pasión y, aunque suene absurdo, de pureza.
Vargas Llosa me apasionó porque me obligó a sumergirme en sus palabras, recorrer los mismos ríos intrincados del "chino" que navegaba los ríos de la selva hasta volverse selva. Pasaba entonces las páginas tratando de adivinar el final de cada capítulo solo para saber cómo resolvería el novelista el siguiente, cómo armaría las piezas intrincadas de la(s) historia(s), cómo envolvería y desenvolvería la trama y los personajes. Era una racionalidad mágica. Pensé entonces, sin haber leído todavía a Joyce ni a Faulkner, que la palabra construida, rodeada, explosiva, intencionalmente trabajada con la paciencia y la destreza del orfebre, lo era todo porque se había convertido en la suma maravillosa de contenedor y contenido en perfecta y desafiante armonía. Admiré la prosa poética, el relato cortante, los personajes cuyo realismo hería. Quedé completamente embelesado con las dos novelas, por encima de La ciudad y los perros, aunque "el poeta", ese curioso personaje anticlimático del colegio militar Leoncio Prado, aún ejercía una suerte de hipnotismo sobre un adolescente como yo que aspiraba a escribir no solo las cartas de los reclutas, sino la novela del novelista. Buscaba descubrir en el joven cadete el mundo secreto del amor juvenil mirado desde una mezcla de sexualidad animal e ingenuo romanticismo.
No sé si Zavalita y Lalita son los mejores personajes de Vargas Llosa, ni sé tampoco si él mismo a lo largo de su extensa obra mira hoy de otro modo ese tour de force tan delboom latinoamericano y tan permeado por las ideas de cuando escribió ambas obras, una Cuba de la que no se podía ser sino rendido admirador, hasta que -caso Padillamediante- se destapó la disyun-tiva imposible entre revolución y democracia que Fidel Castro resolvió de modo implacable.
Vargas Llosa, lo dice casi todo el mundo, es un gran narrador pero un derechista radical. Empecemos por el principio, Vargas Llosa es uno de los grandes novelistas de nuestro tiempo y es un liberal convencido y militante que ha decidido hacer de la pluma una trinchera del pensamiento político en el que cree. Podría decirse con ligereza que una cosa no tiene que ver con la otra, pero sería absurdo pretender que el narrador nada tiene que ver con el columnista apasionado. Ambos son uno y el mismo.
Cuando conversé por primera vez con él en 1986 y le hice una entrevista para un programa de televisión en Bolivia, sencillamente pensé que había tenido uno de los mayores privilegios de mi vida.
Su lucidez literaria me abrumaba. ¿Cómo no recordar en ese diálogo La orgía perpetua y su magistral retrato de Flaubert? Años después me destoqué ante La utopía arcaica, el más lúcido tránsito por el pensamiento indigenista peruano a partir de la figura gigantesca (pero no intocable) de José María Arguedas.
Hoy prefiero recordar esa primera entrevista y mi admiración ilimitada de esos años. Mis encuentros posteriores con el escritor -como suele suceder- desdibujaron la magia del ídolo admirado para enfrentar al hombre de carne y hueso, su evidente cansancio por las entrevistas infinitas, o la imposibilidad de usar sus mismos atributos como creador literario a la hora de intentar entender las tribulaciones de una circunstancia, o la distancia casi gélida para marcar sin matices la diferencia entre su visión de lo bueno y de lo malo.
Pero, es obvio, poco importa mi percepción personal sobre la figura del novelista que acaba de ganar el Premio Nobel. Mario Vargas Llosa -no se dude- es más que el Nobel, pero el Nobel le calza con justeza.
Jorge Luis Borges fue mucho más que el Nobel y prueba que el premio no modifica nada. Con los años -creo-, a diferencia de tantos y tantos escritores laureados por los suecos, el novelista peruano pervivirá porque es una de las grandes figuras de nuestras letras, tanto como es una figura influyente en el debate sobre el pensamiento moderno en política y en filosofía política y como tal será también recordado.
Por eso conservo sus tres tomos de Contra viento y marea, lo mejor de su obra ensayística política, aunque muchas veces me siento muy lejos de sus ideas, pero nunca indiferente a sus provocaciones.
Lo que no haré jamás será alejarme de sus novelas que leí con fruición. Vargas Llosa no es como Rulfo hombre de un par de obras, pero, cuando se tenga que escoger, me da la impresión de que él mismo preferiría una o dos de sus grandes novelas antes que una difusa obra completa, tan desigual cuanto prolífica. Quizás, sin embargo, antes de afirmarlo tan categóricamente valdrá recordar La guerra del fin del mundo, Lituma en los Andes y El hablador, o dos deliciosas novelas difícilmente catalogables comoPantaleón... y La tía Julia..., y habrá que rendirse una vez más ante la evidencia de que ha logrado una obra literaria de una profundidad tal que una parte de América Latina, una parte de la condición humana, una parte de la luz y la oscuridad de lo que somos, lo hace un autor imprescindible del paso de dos siglos al que ha acompañado con las armas que ese tránsito le ha dado.
Pero, permítaseme escoger el desencanto de Zavalita y la bella muchacha ciega como los dos seres más entrañables que inventó el deicida que más admiré cuando tenía 17 años.
Carlos D. Mesa Gisbert fue presidente de Bolivia.

martes, 19 de octubre de 2010

Javier Serrano




Diario de Navarra
19/10/2010



El madrileño Javier Serrano Sánchez (1968) es el ganador de la 34ª edición del certamen internacional de navarrativa que convoca la asociación Bilaketa bajo el nombre Premio Tomás Fermín de Arteta. El cuento El origen del mundoconsiguió imponerse sobre los otros 3.322 presentados gracias a su "afán provocador", y otorgó a su autor los 6.000 euros con los que está dotado el galardón.

Serrano escribe regularmente desde hace cinco años, y es un habitual de los concursos literario. Ha ganado media docena de ellos de ámbito nacional. Se dedica a escribir tanto cuentos como novelas, e imparte talleres de creación literaria. Tiene publicado un volumen de relatos cortos, Libro para salir a la luz del día. También participa en tertulias literarias.
El jurado estuvo presidido por Luis Mateo Díez, escritor y miembro de la Real Academia Española desde 2001. Lo componían también Manuel Longares, novelista; Margarita Iriarte, profesora de Lengua y Literatura en el instituto Navarro Villoslada; Tomás Yerro, catedrático de Literatura y profesor en el instituto Plaza de la Cruz; y Salvador Gutiérrez, experto en literatura y responsable de Bilaketa.
Todos ellos coincidieron en describir el relato como "sorprendente". "Es fascinante, una propuesta narrativa nada habitual", apuntó Mateo Díez. "Está entre el mundo de la creatividad pictórica y el de las obsesiones personales", apuntó el leonés, que aseguró que era "muy complicado" contar de qué trata este cuento. "Digamos que de un pintor que tiene una obsesión extrema que le lleva al sitio donde menos puede pensar quien lo está leyendo", se atrevió al final. Margarita Iriarte destacó que, a pesar de lo "arriesgado" de la historia, "se preocupa por el tono y por los límites, sin traspasarlos". Manuel Longares aseguró que el lector "se ve obligado a participar". "Y no es una aventura de la que no se sale bien", avanzó.
34 años de trayectoria
Salvador Gutiérrez destacó el volumen de cuentos recibidos, además de los 34 años de trayectoria, la entidad del jurado y el valor económico del galardón. "Todo esto es lo que hace importante a un premio", dijo. Mateo Díez se sumó. "Éste es uno de los premios decanos de los concursos literarios en nuestra lengua, y uno de los más concurridos".

lunes, 18 de octubre de 2010

María Galiana


La Vanguardia
18/10/2010
Madrid. (EFE).- La actriz María Galiana, conocida por su papel la serieCuéntame cómo pasó, ha sido galardonada con el Premio al Cine y los Valores Sociales 2010 en reconocimiento a su trayectoria cinematográfica y su compromiso social, ha informado la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) en un comunicado.
El jurado, formado por la FAD, la Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales (EGEDA), la Academia de Cine y la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales Españoles (FAPAE), ha decidido de forma unánime otorgar el galardón a la actriz española por haber sabido "interpretar, a través del cine, la realidad desde los valores sociales y humanos".
Nacida en Sevilla en 1925, María Galiana se licenció en Filosofía y Letras y ejerció como profesora de Historia del Arte en un instituto público de Sevilla hasta 1985, cuando a los 50 años debutó en la película Madre in Japan.
En 1999, Galiana saltó a la fama por su papel en el drama Solas, película dirigida por Benito Zambrano que le valió el Goya a la mejor actriz de reparto en el año 2000.
A lo largo de su carrera profesional ha trabajado a las órdenes de directores como Fernando Trueba, José Luis García Sánchez, José Luis Cuerda, Vicente Aranda o Jaime de Armiñán.
Actualmente, y desde hace nueve años, María Galiana interpreta a la adorable Herminia -la abuela de los Alcántara en la serie televisiva Cuéntame como pasó-, un papel con el que se ha convertido en uno de los rostros más conocidos del panorama televisivo español.
La Reina Sofía entregará el premio a María Galiana en un acto que se celebrará el próximo jueves 21 de octubre.

martes, 5 de octubre de 2010


José María Miralles



05/10/2010
La Información.com

Madrid.- El escritor canario José María Millares Sall, fallecido en septiembre de 2009 a los 88 años, ha ganado hoy por mayoría el Premio Nacional de Poesía con su libro "Cuadernos 2000-2009", que contiene una selección de los poemas que fue escribiendo en sus últimos años de vida.
El jurado ha tenido en cuenta "la extraordinaria modernidad" de la poesía de Millares, que comenzó a publicar en los años 40, y "que hoy mantiene absolutamente su vigor y su primacía como poesía innovadora", según dijeron a Efe fuentes del jurado.
Hermano del poeta Agustín Millares y del pintor Manolo Millares, el premiado publicó algunos poemas que podrían considerarse "avecindados en el social-realismo, pero no dejó de incorporar fórmulas que provienen del surrealismo y de otras técnicas poéticas muy distintas" a esa corriente social, añadieron esas fuentes.
El premiar a un escritor fallecido no ha suscitado "ningún problema" entre los miembros del jurado, porque lo que se tiene en cuenta es que la obra galardonada haya sido publicada a lo largo de 2009, y "Cuadernos..." lo fue por Calambur.
Además hay un precedente reciente: En 2006, el escritor Alberto Méndez, fallecido en diciembre de 2005, ganó el Premio Nacional de Narrativa por "Los girasoles ciegos", un libro de relatos sobre la Guerra Civil, que publicó sólo unos meses antes de su muerte.
Dotado con 20.000 euros, el Premio Nacional de Poesía pretende distinguir la mejor obra de este género publicada en España a lo largo de 2009, tanto en castellano como en gallego, euskera y catalán.
Nacido en Vegueta, Las Palmas de Gran Canaria, en 1921, Millares publicó en 1946 sus primeros poemarios.
Junto con sus hermanos Manolo y Agustín, fundó en 1947 la colección "Planas de poesía", cuya primera entrega será "Liverpool", un poemario que también destaca por su modernidad y que Calambur reeditó a finales de 2008.

lunes, 4 de octubre de 2010

Félix Sánchez, ganador del premio iberoamericano de cuento Julio Cortázar





Entrevista al escritor cubano Félix Sánchez, ganador de la pasada edición del premio iberoamericano de cuento Julio Cortázar (2010) con su relato “Los confines de la muerte” 

por Alberto Dolz 

Félix Sánchez tiene por lema un consejo de Rainer María Rilke: «Si puedes vivir sin escribir, no escribas». Desde la adolescencia, para suerte de lectores, no ha hecho otra cosa que olvidarse de la recomendación del poeta austriaco. «El escritor vive escribiendo», dice Sánchez, nacido en 1955 en Ceballos, un pueblo del centro este cubano que cultiva las naranjas mejor paladeadas que en Europa o Japón. 

Cuando entró en el ejército, a los dieciséis años de edad, ya tenía armada una noveleta sobre un grumete que escapaba en un barco salido de Glasgow. En las noches libre de guardias, escribía sin parar y en un par de años, entre 1971 y 1973, ya como maestro de soldados, atestó de historias, esbozos y apuntes una caja de libretas escolares que luego olvidó sobre un camión que arrancó de repente. 

«En el ejército escribía en una reunión, en un lugar donde me paraba, a veces reparaba en un elemento trivial, pero que podía ser la chispa para un cuento», recuerda el autor días después de haber ganado el premio iberoamericano de cuento Julio Cortázar 2010 por “Los confines de la muerte”. 

Para Sánchez cualquier circunstancia puede ser material literario. 

«En los veinticinco años que estuve en el ejército —y creo que fui un buen militar, llegué al grado de mayor—, nunca escribir fue un conflicto que me alejara de mis responsabilidades. Hacía muchos borradores, tomaba nota de lo que me parecía interesante, ese es el sentido de la vida de un escritor, que es una entrega total, y es alguien que como una esponja está listo siempre para captar lo que mañana puede terminar en un cuento». 

La presteza al escribir hizo de Sánchez un autor sin rituales, ni manías, que a veces escribe «un cuento de un tirón y me agoto». 

Alguien podría compararlo con un pistolero literario con una puntería excelente que no ha perdido el tiempo en blancos sin importancia. Así el palmarés cubre sus méritos. 

Para no abrumar sólo algunos: En cuento, La llave pública (1991, Premio Roque Dalton), Bifurcaciones (1997, Premio Regino Boti), Cielo doblado(2000, Premio Santiago), Memorias de la posguerra (2003, Premio Eliseo Diego), y las novelas Juegos de diciembre (2000, Premio Emilio Ballagas), La estación perpetua (Premio Juan Clemente Zenea) y Zugzwang (Premio UNEAC 2004); además del poemario Poemas para armar(1992); y los libros para niños Cascabeles (poesía, 1985), Caballito (poesía, 1991) y Lagri (novela, 2002, Premio Eliseo Diego). 

Este año, Las ruedas de la fortuna obtuvo el Premio de Narrativa Guillermo Vidal, además del citado Cortázar, «el más importante de mi carrera», destaca el escritor. 

Sánchez apuesta por ser un observador participante, que gusta de la ironía, el absurdo y la sátira como rasgos o envolturas propios de la realidad más vulgar y cotidiana. 

«El propio Cortázar fue un maestro en eso, no escribió cuentos puramente fantásticos, sino que iba más allá y trató de demostrar que los elementos de la fantasía están presentes en la realidad. Es un modo de asumir la literatura que a mí siempre me ha interesado». 

Y fiel a su preceptiva —«no hay que temer que la realidad puede ofrecernos una literatura chata, el desafío está en tratar de hacer una literatura que tenga valor artístico»—, el escritor no se toma vacaciones intelectuales. 

Se la pasa escrutando día a día su entorno y redactando primero en la memoria los personajes, las situaciones, el tono de la historia. Luego se sienta ante el ordenador, en el que ocurre el proceso de escritura y reescritura. 

«A veces crees que tenías todo resuelto, y te das cuenta que el lenguaje es artificial, que no es creíble la historia y por tanto, hay que reescribirla». 

A su padre, Félix Sánchez debe su oficio de escritor. Fue un hombre que intentó salir de la pobreza comprando un cine a plazos y trabajando como mecánico de automóviles. Fracasó, pero sus siestas y sus noches siempre fueron precedidas por las lecturas y eso fue, de cierta manera, un modelo a imitar. 

En su casa de techo de guano, sin televisor, el niño absorbió la colección de Selecciones y como contrapeso, devoró clásicos como Poe, Stevenson y Dickens. 

«Mi padre se hizo especialista en cine de aquellos años, era una enciclopedia, escribía décimas en una libreta, era igualmente aficionado a la fotografía, tenía álbumes, conocía de música cubana gracias a una victrola propia, había un acercamiento a la cultura y el arte paralelo a su labor de mecánico», rememora agradecido. 

Luego, ya en el ejército, un oficial lo sorprendió escondido en una oficina escribiendo a lápiz en una libreta y en vez de un regaño, como era de esperar, le pasó La guerra tuvo seis nombres, de Eduardo Heras, «“léelo sin enseñárselo a los jefes porque es un libro que está prohibido”, y me encantó aquello», repasa. 

Ese mismo oficial lo llevó de la mano a los talleres literarios, en los que halló a escritores como Roberto Manzano que le indicaron errores y le infundaron seguridad. El camino estaba hecho. Félix Sánchez nunca dudó en recorrerlo. 


Tomado de Cubanow